Quito es una mochilla llena
Quito es una mochilla llena. Trajes multicolores, niños colgando de las espaldas de sus madres, rostros de América. Bibliotecas blancas y atardeceres de altura, Quito es la larga trenza negra de la viejita en el trolebus. Seco de chivo, jugo de viaje, olor de tiempos antiguos en las calles sin luz. Pero tambien montañas y cielo, perros callejeros y miles de pieles, este eterno flotar entre la linea de los dos hemisferios, los graffitis fuera de la ventanilla, las siete de la mañana caminando hacia el mercado de San Roque. Quito es una mochilla llena.
Quito desde la ventana de Guayasamin
Como en un cuadro dinámico, sus colores se mueven a paso continuo, y hay quien dice que hasta la noche y el dÃa se alternan en el lienzo, respetando los ritmos del cielo. También el sujeto va cambiando: la imagen de hoy ya no es la misma de ayer. Culpa del tiempo, que ha añadido elementos al dibujo inicial, asà que el verde de las montañas se fue manchando de gris. Lo cierto es que, en su Capilla, el gran pintor quiso enmarcar en un vidrio la obra más complicada, la única que no es suya porque es de todos.
Meteoras
Hijo de un jaguar y padre de hijos olvidados, habla a los pájaros y canta con los espiritus, aunque el ruido de la ciudad lo encierre en un solitario silencio. Su tatarabuelo era un gran chamán del tiempo perdido, y vivió casi 120 años. No me dijo su nombre porque no tenÃa alguna importancia, pero se despidió regalandome una de las plumas más bellas que haya visto nunca, verdes como la selva. Y después se bajó del bus para hundirse en un mar de miles y miles de otras historias, todas reales y absurdas como la luna.
Una tarde en la Biblioteca Nacional
El silencio del edificio era su ausencia de luz artificial. Bajo las obligaciones de un tiempo de crisis, jóvenes hombres y jóvenes mujeres gozaban a la luz de la tarde de su oasis de paz. HabÃa quien descubrÃa la lucha de los abuelos, y quien se dedicaba a escribir el futuro. Rostros particulares, exóticos, los volcanes y la selva y la sierra y miles de años de sol del ecuador se materializaban todos en sus caras, y me fascinaban. Después volvà a mi libro. Contrariamente a cuanto uno imagina, las bibliotecas no se parecen todas.
mmmm..
che strano .. non sembra proprio il tuo stile…
hola companero, un saludito desde roma.
otra vez de viaje, otra vez en un nuevo pais.
esta vez voy a Italia, Roma. chissà quali aborigeni incontrerò—
besoteeess
Argh! Lo stile è un cosa camaleontica.
Roma?? Interesante! Che ci fai a Roma? Credo proprio che non ti annoierai.