Los elefantes de Neruda

09 Apr

Cuando Pablo Neruda viajó a Sri Lanka, en los lejanos años veinte de su experiencia diplomática chilena, se quedó anonadado cuando comprobó comprobando cómo los autóctonos domesticaban a los elefantes.  Observó que los paquidermos adiestrados por el hombre formaban un ancho círculos alrededor de sus similares libres, permitiendo al hombre de acercarse repentinamente y encadenarlos a los árboles cerca de los cuales estaban comiendo. Neruda, enemigo de la injusticia y de la estupidez, se preguntaba como es posible que un grupo de animal trabaje en contra de sus similares, para complacer los placeres de su enemigo, el hombre.

Pensaba en los elefantes de Neruda hace unos días, cuando llegué a mi oficina, en la Universidad. Frente a la puerta, en los pasillos, siempre hay una manada de estudiantes acostados en el suelo, que gozan del aire acondicionado para calmar el calor del mediodía. Este día, justo mientras buscaba la llave de la puerta, se acerca otro estudiante y les pide de levantarse, porque “según las nuevas leyes ya no se puede descansar en los pasillos”. Cuando los elefantes, perdón, estudiantes acostados preguntaron porqué otros amigos se molestaban en molestarles, estos últimos respondieron que trabajaban para el “bienestar universitario”, cualquier cosa esto signifique.

Ahora. Confieso que no me importa nada si la gente duerme en el suelo, o en las paredes, o sobre los árboles. Tampoco me importa saber porqué una entidad que se llama “bienestar” se pone la tarea de joder la vida a los demás, negando el sacro derecho de relajarse un momento rascándose la barriga, apoteosis suprema del “estar bien”. Lo que sí me gustaría saber, es cómo es posible que un estudiante de 18 años se ponga en el papel de joder a los demás, cual plata o papel o pasantía o justificación puede permitir el pisoteo de su propia dignidad, y sobretodo, porque el hombre, en sus 10.000 años de historia, no logró superar, en inteligencia, a un ser gigante que le tiene miedo a los ratones.

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Diary of a Baltic Man

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