“Tetas”, no esta mal para empezar un texto. Tiene fuerza, engancha y… y son tetas.
Entre pielrojas y brasas de tic-tac, sà banas huérfanas de olor feminino y manchas de vida pegadas a la pared, bajo una brisa mentirosa y artificial, violenta en sus vueltas-segùn-el-sentido-de-las-agujas, imaginaciòn que se vuelve morbosidad y despuès crimen y despuès un cursor intermitente sobre pantalla blanca, orgullos y sonrisas en piensar en aquellos tiempos que, recuerdo de pecados y pecadores santos y paraisos, todo esto y nada de esto en una sensaciòn que fluye como un vortigo, como un recuerdo, como aquel dice que es el dolor todo lo que queda en la memoria.
Quedan las palabras, existen solo las palabras, hasta la musica a veces puede desaparecer, o màs bien cambiar de forma, dejar de ser matematica para volverse alfabeto. Y entonces fluyen, las noches y los delirios, las euforias de leer en alguna parte lo que ni siquiera ya tiene sentido pensar, segùn los pensamientos de estos tipos que van al cine los domingos a las 5. Fluyen los textos y las imagenes, se vuelven vino y emborrachan y son una delicia, hacen la noche tan reales como aquella vez en valparaìso.
El poeta es aquel que no duerme.