Allà donde transitan, queda una lìnea sobre la tierra para subrayar su pasaje, un sendero visible desde la Luna, asì por lo meno dice quien estuvo allà arriba. Desde la derecha hasta la izquierda viajan tranquilas. Desde izquierda hasta derecha, sufren, bajo el peso de un fragmento de hoja diez veces màs pesado que ellas, siguien con dificultad, pero no se rinden.
Las hormigas se mueven, perdidas. Trabajan. Buscan decenas de metros màs allà la hoja mejor, la que no existe, cerca de su hueco. O sencillamente creen encontrar algo mejor, algo màs verde y màs bueno, la hoja mejor del mundo. O quien sabe, sencillamente se mueven para darle un sentido a sus seis patas, se mueven para no pensar, se mueven porque asì decidiò el presidente de las hormigas, o se mueven para huir de èl.