Cuantos amores nacen y mueren en el espacio de un almuerzo. En la espera de un bus, en una ciudad de polvos y piedras, cuatro ojos pegados entre ellos en un juego de miradas que no podrà jamàs evolucionar en nunca. La tentacion y el deseo, el tormento y el remordimiento, el engano y la ilusiòn. Cuatros segundos gastados jugando con el fuego, leyendo secretos de otras vidas lejana, escribiendo en el aire el mapa de la propia personalidad o de algo parecido al deseo de humano calor, celebrando una implicita union carnal nacida para morir en otros nadas, otros lugares y otros porque.
Cuantos amores abortados al septimo mès.