El ser humano encuentra a sì mismo cuando las velas se apagarn pronto, y queda todo un capìtulo para leer. Cuando para lavar los tomates necesita robar un balde de agua al rìo, y la guerra en contra de los insectos se juega bajo leyes de astucia, y no de fuerza. Encuentra a sì mismo en el canto de los grillos, o en el ruido de un motor que quiebra el silencio, encuentra a sì mismo en los pies sucios y en las mañanas limpias, en el fuego en el agua en la arena y en el viento. El ser humano encuentra a sì mismo en los libros leìdos y en los poemas grabados en los registros de la mente, en la cita con la soledad y sus miles de monòlogos, observando el cielo de la Pampa encuentra la misma luna de Langa. Encuentra a sì mismo en el momento en que realiza de haber perdido hace tiempo las llaves de casa. Pero sobre todo el ser humano encuentra a sì mismo cuando empieza a buscar algo para encontrar.