Viajar es libre melodÃa del alma. Es un grito silencioso, un animal migratorio, un lento existir. Una universidad donde los profesores son compañeros y los compañeros libros, allà se escribe y allà se lee. Es dejar rastros de un pasaje, sea algo inmortal o suave neblina. Ser en el mismo tiempo fotógrafo y modelo. Viajar es, los decÃa el Gran Khan, “tomar el agua de una tierra nuevaâ€. Aprender a reconocer los distintos sabores del pan y del queso, de la música y de la poesÃa, despertándose una mañana tal vez panadero tal vez poeta. Endurecer la espalda en los suelos de autobuses llenos, llenando hojas bajo los ojos de una gordita que te cree sicópata, escribiendo contra el tiempo que viajar es encontrar tus origines allá donde menos pueden estar. Que es conocerse en Bielorrusia y reencontrarse en Armenia, una de las muchas Armenia de este mundo. Viajar es descubrir que hay otras Armenias. Es una forma hedónica del conocimiento. Una mochilla en una playa, una playa en una mochilla, una mochilla y una playa en la cumbre de una montaña. Viajar es Priviet diebucka let’s go together a quattro mani, si vous voulez, kita vakara sangrienta y frÃa. Es una estación de un pueblo lejano perdido y embalsamado, donde en sus binarios todo comienza y todo termina. Una comunión pagana y un dedo medio hacia las convenciones. Una religión sin fieles ni dioses, sin guerras santas ni diablos imaginarios, sólo una grande misa continua contra diablos disfrazados de palabras venenosas como “Patrias†o “Nacionesâ€. Viajar es una aventura que se cumple en un cuarto, transformando la ventana en ventanilla y las hormigas en animales exóticos, para una hora una vida o quizás dos. No es Baltic Man, ni Caribbean Man, sino una entidad que se cumplirá, un dÃa, en Atlantis. Viajar es despedirse de este Mar de Caribe, de este Sur América, de este todo.
Viajar es abrir una ventana sobre el mundo. Es la curiosidad de llegar donde terminan las carreteras. Descubrir que se esconde mas allà de las montañas. Atreverse hacia el imprevisto. Aceptar el desafìo del desconocido para alcanzar las orillas de la tierra.
Viajar es perderse, sacerdotre solitario, en un exilio voluntario, y encontrar en el camino amigas, amantes, novias, concubinas y putas, hasta reconocer en dos ojos, finalmente, la verdadera Compañera de Viaje.